jueves, 15 de septiembre de 2016

Ausencia

Hermano, está pasando otra vez.

Vivo en intervalos inexactos, las bajas son mucho más que las altas y como siempre me cuesta verbalizar.

Hace mucho que mi vida se explica en analogías: “me siento como cuando…”, “estar así es igual a…”, “pienso que soy una especie de…”; pero nunca una definición clara, nunca un: “Mi estado emocional actual es una evidente consecuencia de una suma de experiencias ocurridas en…”

Hermano, solo puedo decirte que está pasando otra vez, la resaca de unos cuantos pocos días de calma, porque muy pocas veces es posible alcanzar un estado superior al promedio, me ahogo en la nulidad total y tú sabes el pánico que me produce la nada. Me paraliza las emociones, no estoy ni remotamente feliz pero tampoco estoy triste, de hecho sería más comprensible estar deprimido hasta el culo y ya, pero ni a eso puedo llegar, intento ver películas que logren llevarme a algún estado emocional, cualquiera, todos me acomodan ahorita, pero no logro transportarme, me quedo flotando como un pez ornamental, no le encuentro propósito a nada.

No lo disfruto pero me he acostumbrado, que es incluso peor. Es como un tipo con una enfermedad crónica, que sabe que nunca va a poder curarla pero que con una dosis diaria de un coctel de medicamentos lleva una vida medio normal. Tengo que verme medio normal, no es culpa de nadie, no creo que sea culpa mía siquiera este estado de adolescencia eterna.

Puedo dormir en cualquier parte menos en mi propia cama, puedo interactuar regularmente pero, voluntariamente, prefiero estar solo, sé que me lo puedo pasar bien si me lo propongo pero no me animo, tal vez me merezca estar mejor pero todos pensamos lo mismo y qué tal si estoy equivocado.

Hermano, sería tan bueno que estuvieras aquí, me gusta pensar que todas las mierdas que me pasan ya te pasaron a ti y que tienes respuestas a mis preguntas, pero pensándolo mejor creo que no. Igual me vendría muy bien que estuvieras aquí. Las personas que tengo cerca no han logrado darse cuenta y como ya te dije, no quiero joder a nadie.

Las noches se están volviendo más largas y confieso que las espero todo el día, es un acto morboso, saber que cuando todos se van y me quedo solo, tengo miles de segundos para hundirme en mí y comenzar mi rutina.

Ya no disfruto las noches como antes, ya no me siento importante escribiendo esto, aunque me resigno a los ataques de ansiedad, me echo valiente en la cama y me dejo patear, para qué pelear, después de tantos años te das cuenta que no sirve de nada tirar un par de puñetes, vas a perder igual.

Hermano, no le encuentro sentido a casi nada, en algún momento olvidé qué me motivaba. No pienses que soy un mediocre, tengo objetivos a corto y mediano plazo como el adulto promedio, quiero realizarlos y seguramente lo haré, pero no me entusiasma demasiado.

Tenía ganas de escribirte pero a estas alturas estoy a punto de borrarlo todo, pienso en muchas cosas, “esta noche cambiaré, te juro que cambiaré…”, pero la noche es tan larga que me hace cambiar de parecer constantemente.


Dormir, soñar, salir, cambiar, crecer, hacer, intentar, fallar, aceptar, mirar para un costado y hacerse el huevón, si me quedo quieto nadie me ve, si no estorbo no la cago. Hermano,  si no salgo de mi cuarto tal vez las cosas mejoren.

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