Hermano, está pasando otra vez.
Vivo en intervalos inexactos, las bajas son mucho más que las altas y
como siempre me cuesta verbalizar.
Hace mucho que mi vida se explica en analogías: “me siento como cuando…”,
“estar así es igual a…”, “pienso que soy una especie de…”; pero nunca una
definición clara, nunca un: “Mi estado emocional actual es una evidente
consecuencia de una suma de experiencias ocurridas en…”
Hermano, solo puedo decirte que está pasando otra vez, la resaca de
unos cuantos pocos días de calma, porque muy pocas veces es posible alcanzar un
estado superior al promedio, me ahogo en la nulidad total y tú sabes el pánico
que me produce la nada. Me paraliza las emociones, no estoy ni remotamente
feliz pero tampoco estoy triste, de hecho sería más comprensible estar
deprimido hasta el culo y ya, pero ni a eso puedo llegar, intento ver películas
que logren llevarme a algún estado emocional, cualquiera, todos me acomodan
ahorita, pero no logro transportarme, me quedo flotando como un pez ornamental,
no le encuentro propósito a nada.
No lo disfruto pero me he acostumbrado, que es incluso peor. Es como un
tipo con una enfermedad crónica, que sabe que nunca va a poder curarla pero que
con una dosis diaria de un coctel de medicamentos lleva una vida medio normal.
Tengo que verme medio normal, no es culpa de nadie, no creo que sea culpa mía
siquiera este estado de adolescencia eterna.
Puedo dormir en cualquier parte menos en mi propia cama, puedo
interactuar regularmente pero, voluntariamente, prefiero estar solo, sé que me
lo puedo pasar bien si me lo propongo pero no me animo, tal vez me merezca
estar mejor pero todos pensamos lo mismo y qué tal si estoy equivocado.
Hermano, sería tan bueno que estuvieras aquí, me gusta pensar que todas
las mierdas que me pasan ya te pasaron a ti y que tienes respuestas a mis
preguntas, pero pensándolo mejor creo que no. Igual me vendría muy bien que
estuvieras aquí. Las personas que tengo cerca no han logrado darse cuenta y
como ya te dije, no quiero joder a nadie.
Las noches se están volviendo más largas y confieso que las espero todo
el día, es un acto morboso, saber que cuando todos se van y me quedo solo,
tengo miles de segundos para hundirme en mí y comenzar mi rutina.
Ya no disfruto las noches como antes, ya no me siento importante
escribiendo esto, aunque me resigno a los ataques de ansiedad, me echo valiente
en la cama y me dejo patear, para qué pelear, después de tantos años te das
cuenta que no sirve de nada tirar un par de puñetes, vas a perder igual.
Hermano, no le encuentro sentido a casi nada, en algún momento olvidé
qué me motivaba. No pienses que soy un mediocre, tengo objetivos a corto y
mediano plazo como el adulto promedio, quiero realizarlos y seguramente lo
haré, pero no me entusiasma demasiado.
Tenía ganas de escribirte pero a estas alturas estoy a punto de
borrarlo todo, pienso en muchas cosas, “esta noche cambiaré, te juro que
cambiaré…”, pero la noche es tan larga que me hace cambiar de parecer
constantemente.
Dormir, soñar, salir, cambiar, crecer, hacer, intentar, fallar,
aceptar, mirar para un costado y hacerse el huevón, si me quedo quieto nadie me
ve, si no estorbo no la cago. Hermano, si no salgo de mi cuarto tal vez las cosas
mejoren.
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